Una catedral de Nagasaki bendijo la última pieza para completar su restauración casi 80 años después de ser destruida por la segunda bomba atómica estadounidense lanzada sobre Japón: una reproducción de la campana perdida, restaurada por un grupo de estadounidenses.

La nueva campana fue bendecida y bautizada “Campana de la Esperanza de Santa Kateri” por Peter Michiaki Nakamura, arzobispo de Nagasaki, en la Catedral de Urakami en una ceremonia celebrada a la que asistieron más de 100 fieles y otros participantes.

Está previsto que la campana se cuelgue en el interior de la catedral, llenando por primera vez el campanario vacío, el 9 de agosto, aniversario del bombardeo.

La bomba estadounidense lanzada el 9 de agosto de 1945 cayó cerca de la catedral, matando a dos sacerdotes y 24 fieles que se encontraban en el interior, entre los más de 70.000 muertos en la ciudad. Japón se rindió, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial días después. El bombardeo de Nagasaki destruyó la catedral y la campana más pequeña. El edificio fue restaurado previamente, pero sin la campana más pequeña.

El proyecto de restauración fue dirigido por James Nolan Jr., quien se inspiró al enterarse de la pérdida de la campana al conocer a un católico local durante su visita a Nagasaki en 2023. Nolan dio una charla sobre el bombardeo atómico en la ciudad sureña y su historia, sobre los conversos católicos que se refugiaron en la clandestinidad durante siglos de violenta persecución en la era feudal de Japón, para recaudar fondos para la restauración de la campana.

Nolan, basándose en los materiales que dejó su abuelo, escribió el libro “Médicos Atómicos”, sobre el dilema moral de los médicos que participaron en el Proyecto Manhattan.