La larga búsqueda de un nuevo líder por parte de la Iglesia de Inglaterra finalizará con la esperanza de que el próximo arzobispo de Canterbury ayude a la iglesia a recuperarse del escándalo y guíe al movimiento anglicano global en los desacuerdos sobre sexo y género.

El exarzobispo Justin Welby anunció su renuncia en noviembre después de que una investigación independiente descubriera que no informó a la policía sobre los abusos físicos y sexuales en serie cometidos por una voluntaria en campamentos de verano cristianos tan pronto como tuvo conocimiento de ellos.

El anuncio del nuevo arzobispo de Canterbury se esperaba para el viernes. El líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, y cabeza simbólica de la Comunión Anglicana mundial, tendrá que afrontar la preocupación de que los líderes de la iglesia no han hecho lo suficiente para erradicar los escándalos de abuso sexual que han acosado a la iglesia durante más de una década.

El sucesor de Welby también enfrentará divisiones sobre el trato a las mujeres y a las personas LGBTQ+.

Si bien la elección del nuevo arzobispo se hará en Inglaterra y será ratificada por el rey Carlos III, tendrá ramificaciones en todo el mundo.

La Comunión Anglicana cuenta con más de 85 millones de miembros repartidos en 165 países, incluida la Iglesia Episcopal de Estados Unidos. Si bien cada iglesia nacional tiene su propio líder, el arzobispo de Canterbury es considerado el primero entre iguales.

El proceso de elección del próximo líder de la Iglesia de Inglaterra ha sido una maratón de 11 meses, presidido por un comité de unas 20 personas y presidido por el exdirector general del MI5, la agencia de espionaje nacional británica.

Dos de los candidatos más mencionados este año son mujeres. Eso sería un hito importante para una iglesia que ordenó a sus primeras sacerdotisas en 1994 y a su primera obispa en 2015.

Otras candidatas para el cargo son la obispa de Gloucester, Rachel Treweek, quien hizo historia en 2015 al convertirse en la primera obispa de la Cámara de los Lores.

Otros candidatos considerados para el cargo son el obispo de Bath y Wells, Michael Beasley, exepidemiólogo que ayudó a guiar a la Iglesia durante la pandemia de COVID-19.