El presidente Xi Jinping encabezó el evento conmemorativo, donde se reconoció a mil 670 trabajadores modelo de todo el país.
En una ceremonia solemne en el Gran Palacio del Pueblo, China celebró el centenario de su organización obrera más importante: la Federación Nacional de Sindicatos de China (FNSCh), también conocida como la All-China Federation of Trade Unions (ACFTU, por sus siglas en inglés). Fundada oficialmente el 1 de mayo de 1925, la FNSCh se ha convertido, con más de 300 millones de miembros, en el sindicato más grande del mundo.
El evento estuvo encabezado por el presidente Xi Jinping, donde reconoció a 1670 trabajadores modelo de todo el país por sus aportaciones al desarrollo económico y social de la nación.
“El movimiento obrero chino ha sido pilar fundamental del progreso socialista con características chinas”, dijo Xi Jinping ante miles de delegados y funcionarios, destacando que la federación ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su raíz revolucionaria.
La FNSCh nació en Shanghái en medio de un clima de creciente agitación obrera y resistencia al control extranjero sobre las industrias chinas. Fue producto de la Segunda Conferencia General de los Trabajadores Chinos, influida por las ideas comunistas y por la lucha anticolonial.
Con la proclamación de la República Popular China en 1949, la federación fue restablecida oficialmente como la única organización sindical del país. Sin embargo, durante la Revolución Cultural (1966-1976), fue temporalmente disuelta, reapareciendo en 1978 con el inicio de las reformas de Deng Xiaoping.
Hoy, la FNSCh se compone de 31 federaciones provinciales y 10 sindicatos industriales nacionales. Sus filiales abarcan desde minería, transporte y manufactura, hasta plataformas tecnológicas y empresas de economía digital.
A pesar de su carácter monopólico, su estructura le permite negociar con empresas estatales y privadas para garantizar condiciones laborales mínimas, seguridad industrial y prestaciones sociales.
Aunque la FNSCh se presenta como defensora de los derechos laborales, organismos internacionales han criticado su falta de autonomía. Sus líderes son elegidos directamente por el Partido Comunista Chino, lo que ha generado dudas sobre su capacidad para representar con independencia los intereses de los trabajadores.
Sin embargo, en los últimos años, ha adoptado una postura más activa frente a temas como la sobrecarga laboral en el sector tecnológico, los riesgos de salud en fábricas y la informalidad en el campo.
Según sus voceros, la federación trabaja para modernizar su enfoque, reforzar la formación sindical en las nuevas generaciones y adaptarse a las dinámicas laborales emergentes, como el teletrabajo y las plataformas digitales.
A cien años de su fundación, la FNSCh sigue siendo un actor clave del modelo socialista chino. Su rol como “puente entre el Partido y la clase trabajadora” le ha permitido sobrevivir guerras, purgas, aperturas económicas y reconfiguraciones ideológicas.
En palabras de Zhang Guogang, presidente actual del organismo, “la FNSCh no es solo una organización de trabajadores, es una columna vertebral de la estabilidad nacional”.
La conmemoración del centenario no solo fue una celebración histórica, sino una reafirmación de que, en la visión del gobierno chino, el sindicalismo seguirá siendo una herramienta de cohesión y desarrollo, subordinada —aunque fortalecida— al modelo del Partido.









