Las posturas opuestas hacen que la paz parezca difícil de alcanzar. Las demandas, marcadamente contradictorias, dejan pocas esperanzas de un rápido avance en las conversaciones.
Rusia tardó semanas en presentar a Ucrania un memorando que establece sus condiciones para un alto el fuego, así como las directrices clave para un tratado integral que ponga fin a la guerra de más de tres años, se trata de una lista de las antiguas y maximalistas exigencias del Kremlin, que Kiev y sus aliados occidentales consideran imposibles.
Ucrania había establecido su postura negociadora antes de las conversaciones de paz directas del lunes en Estambul, enfatizando su disposición a declarar un alto el fuego de 30 días de inmediato y sin condiciones previas. Kiev reafirmó su negativa a abandonar su candidatura a la OTAN y rechazó el reconocimiento de la anexión rusa de cualquiera de sus regiones.
Ambas partes han establecido límites mutuamente excluyentes que hacen improbable un acuerdo rápido.
Las exigencias de Moscú dejan claro que el presidente Vladimir Putin está decidido a garantizar el cumplimiento de los objetivos en Ucrania que se fijó al lanzar la invasión el 24 de febrero de 2022.
Rusia ofreció a Ucrania dos opciones para establecer un alto el fuego de 30 días.
Una opción es que Ucrania retire sus fuerzas de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón, las cuatro regiones que Moscú anexó ilegalmente en septiembre de 2022, pero que nunca capturó por completo.
La segunda opción, descrita por Moscú como la propuesta paquete, presiona a Ucrania para que detenga sus esfuerzos de movilización y congele el suministro de armas occidentales, condiciones sugeridas previamente por Putin.
El documento también exige que Ucrania comience a desmovilizar su ejército, detenga cualquier redespliegue de fuerzas y prohíba la presencia de fuerzas de terceros países en su territorio.
La opción del “paquete” propone además que Ucrania ponga fin a la ley marcial y celebre elecciones, tras lo cual ambos países podrían firmar un tratado de paz integral.
El documento ruso declara que las condiciones para la paz deben incluir el reconocimiento jurídico internacional de la anexión de la península ucraniana de Crimea por parte de Moscú en 2014 y su anexión de las regiones de Donetsk, Luhansk, Jersón y Zaporiyia en 2022.
Afirma que un futuro tratado de paz debería obligar a Ucrania a declarar su neutralidad entre Rusia y Occidente y a abandonar su intento de unirse a la OTAN.
El documento exige que Ucrania limite el tamaño de sus fuerzas armadas, reconozca el ruso como idioma oficial al mismo nivel que el ucraniano, prohíba la glorificación y propaganda del nazismo y el neonazismo y disuelva los grupos nacionalistas, condiciones que reflejan los objetivos de Putin desde el inicio de su invasión.
Las falsas acusaciones de que grupos neonazis estaban influyendo en la política ucraniana durante la presidencia de Volodímir Zelenski, de origen judío, han sido rechazadas con vehemencia por Kiev y sus aliados occidentales.
En opinión de Rusia, un tratado de paz integral también debería implicar que ambos países levanten todas las sanciones y restricciones, abandonen cualquier reclamación de compensación por daños causados por la guerra, reanuden el comercio y las comunicaciones, y restablezcan las relaciones diplomáticas.
También sugiere que el tratado de paz entre Rusia y Ucrania sea refrendado por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
El memorando que Ucrania presentó a Moscú antes de las conversaciones y compartió con sus aliados enfatizó la necesidad de un alto el fuego total e incondicional de 30 días para sentar las bases de las negociaciones de paz.
Reafirmó el rechazo constante de Ucrania a las demandas rusas de neutralidad, considerándolas un ataque a su soberanía, declarando que tiene libertad para elegir sus alianzas y añadiendo que su membresía en la OTAN dependerá del consenso con la alianza.
Enfatizó el rechazo de Kiev a cualquier restricción en el tamaño y otros parámetros de sus fuerzas armadas, así como a las restricciones a la presencia de tropas extranjeras en su territorio.
Las posturas opuestas hacen que la paz parezca difícil de alcanzar. Las demandas, marcadamente contradictorias, dejan pocas esperanzas de un rápido avance en las conversaciones.