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Políticos locales han evitado pronunciarse sobre el tema, presuntamente por parte por temor a consecuencias diplomáticas.

Confusión y miedo ha generado en los habitantes de la zona fronteriza en Nogales, Sonora, cuando se observó el despliegue de vehículos blindados Stryker por parte del Ejército de Estados Unidos en la frontera.

Estas acciones ha generado una variedad de reacciones entre los habitantes de Nogales. Sobre todo al observar dos unidades en puntos clave de la ciudad: una en la calle Independencia, a solo cien metros de viviendas, escuelas y oficinas federales; y otra en el Ejido Mascareñas, captada descendiendo por una montaña, escoltada por personal militar.

Estas tanquetas, conocidas como M1126 Infantry Carrier Vehicle, están diseñados para transportar tropas y ofrecer capacidad de combate. Pesan más de 16 toneladas, alcanzan velocidades de hasta 100 km/h y están equipados con sistemas de armamento que pueden incluir ametralladoras calibre .50 y lanzagranadas.

Muchos testigos han asegurado que estas unidades no portan armas visibles, pero su sola presencia ha provocado incertidumbre entre los vecinos.

En colonias cercanas, como Del Rosario, así como en instituciones educativas como el Cetis 128 y la Universidad Pedagógica Nacional, la inquietud es palpable.

Algunos estudiantes y padres han manifestado preocupación por el riesgo potencial de que se genere un incidente. La dirección de Cetis 128 ha emitido recomendaciones para evitar que los alumnos se acerquen al muro fronterizo.

La zona donde se ha colocado una de las tanquetas ha sido históricamente utilizada para el cruce ilegal de drogas y migrantes. Activistas locales interpretan la presencia de los Stryker como una medida disuasoria destinada a contener actividades delictivas, aunque advierten que su cercanía con áreas habitadas podría afectar a la población civil.

Además, se ha detectado una disparidad en la vigilancia a ambos lados de la frontera. Mientras en el lado estadounidense se ha intensificado la presencia militar y de patrullas fronterizas, en el lado mexicano la seguridad sigue siendo limitada, en algunos casos incluso controlada por grupos delictivos.

Políticos locales han evitado pronunciarse sobre el tema, presuntamente por parte por temor a consecuencias diplomáticas.

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