De acuerdo con el informe, publicado el pasado 10 de noviembre, México encabeza la medición internacional en mercados criminales, con una calificación de 8.27.
México figura como el tercer país con mayor presencia y severidad de crimen organizado a nivel internacional, de acuerdo con el Índice Global de Crimen Organizado 2025 elaborado por la Global Initiative Against Transnational Organized Crime (GIATOC).
El estudio ubica a México solo por detrás de Myanmar y Colombia, y subraya la consolidación de una compleja diversificación de mercados ilícitos, redes criminales y debilidad institucional en el país. La nación alcanzó una calificación de 7.68 puntos sobre 10 en términos de criminalidad, superando su propio registro anterior, de 2023, cuando obtuvo 7.57 de calificación.
De acuerdo con el informe, publicado el pasado 10 de noviembre, México encabeza la medición internacional en mercados criminales, con una calificación de 8.27.
El tráfico de drogas sintéticas, la extorsión y el tráfico de armas concentran los puntajes más altos, cada uno con 9 puntos. Las autoridades han reconocido que los principales grupos criminales, como el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), han ampliado su influencia hacia nuevos delitos, como la trata de personas, la explotación sexual, el robo de combustibles o huachicol, los delitos ambientales y el cibercrimen.
La trata y el tráfico de personas afectan principalmente a regiones del sur, incluyendo Chiapas, Oaxaca y Guerrero, donde poblaciones indígenas son las víctimas principales. También señala que la migración y las condiciones socioeconómicas adversas han incrementado la presencia de organizaciones delictivas en rutas hacia Estados Unidos.
Otros sectores, como la agricultura, el comercio y la pesca, también sufren extorsión, con énfasis en la industria del aguacate y la pesca ribereña.
El informe destaca que el crimen organizado no solo se expande en mercados tradicionales, sino que también crea formas de violencia y delitos cada vez más interconectadas, adaptables y difíciles de combatir, especialmente frente a Estados más cooptados por actores criminales.
“Al igual que la hidra de múltiples cabezas, los grupos criminales se adaptan rápidamente, aprovechando los conflictos emergentes o cada vez más profundos y alineándose con los avances digitales”, se lee en el estudio de la GIATOC.
Los resultados muestran que el problema global del crimen organizado avanza más rápido de lo que los Estados logran fortalecer su capacidad de respuesta: de 57 países con alta criminalidad y baja resiliencia en 2023 se pasó a 66 en 2025








