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Sin embargo el gobierno húngaro se defiende, aludiendo a ser un defensor de los valores familiares tradicionales y de la civilización cristiana

Fueron miles de manifestantes los que se congregaron este día, por cuarta semana, en la capital de Hungría para denunciar una nueva ley aprobada por el gobierno nacionalista del primer ministro populista Viktor Orbán que prohíbe los eventos del Orgullo LGBTTTIQ+.

Esta legislación, fue aprobada por vía rápida en el parlamento en marzo, y prohíbe los eventos que muestren homosexualidad a menores de 18 años y ha sido comparada con las políticas anti- LGBTTTIQ+ de Rusia.

Esto ocurre mientras el gobierno de Orbán es acusado cada vez más de retroceso democrático antes de las elecciones nacionales del próximo año.

Las protestas semanales en Budapest han persistido, y los manifestantes llenaron el puente Erzsébet sobre el Danubio, exigiendo la derogación de la ley. Algunos planeaban permanecer en el puente toda la noche y afirmaron que había planes para cerrar los cinco puentes centrales del Danubio. No se reportó ningún acto de violencia inmediatamente.

Esta ley tipifica como delito celebrar o asistir a eventos como el Orgullo, que según algunos expertos legales y grupos de derechos humanos es la última ofensiva de Orbán contra la comunidad LGBTTTIQ+ de Hungría y una restricción arbitraria del derecho de reunión.

Las protestas han desafiado las órdenes policiales de dispersarse en puentes y vías principales de Budapest. Y en un caso inusual de protesta callejera fuera de la capital húngara, varios cientos de manifestantes en la ciudad oriental de Miskolc también protestaron el martes contra la ley.

Orbán, quien según sus críticos ha erosionado la democracia de Hungría y ha supervisado una corrupción generalizada, en los últimos años ha apuntado a la comunidad LGBTTTIQ+ del país, prohibiendo la adopción entre personas del mismo sexo y, en una ley de protección infantil de 2021, prohibiendo cualquier contenido LGBTTTIQ+, incluso en televisión, películas, anuncios y literatura que esté disponible para menores de 18 años.

Formando parte de la nueva ley, las autoridades podrán usar herramientas de reconocimiento facial para identificar a quienes asistan a eventos prohibidos (como el popular Orgullo de Budapest, que atrae a decenas de miles de personas cada año) y podrán imponer multas de hasta 200 mil florines húngaros (545 dólares) a los infractores.

El partido de Orbán impulsa la próxima semana una enmienda constitucional que codificará la prohibición de eventos públicos LGBTTTIQ+. El líder húngaro también se ha comprometido a introducir una nueva legislación que prohibirá a los manifestantes bloquear el tráfico en puentes y carreteras concurridas, argumentando que el derecho de reunión y expresión no puede prevalecer sobre el derecho de los pasajeros.

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