Así es como defiende el presidente salvadoreño el mantener en la cárcel a miles de miembros de pandillas.
Ya han pasado dos años desde que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, presentó su mayor orgullo: la mega-cárcel; El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), donde se tienen recluidos a miles de miembros de pandillas, en un momento de escalada violencia en el país que lo dejó bajo un extenso periodo de estado de excepción en seguridad.
Esta prisión esta ubica en una zona rural aislada, con casi 5.200 kilómetros de extensión. Cuenta con un edificio de confinamiento, otros para alojar a los perros guardianes y otra instalación para los guardias. Alrededor tiene una protección de 19 torres de vigilancia, varios anillos de seguridad, y una cerca electrificada con 15.000 voltios.
En la cárcel se puede alojar hasta 40.000 presos, en celdas de concreto protegidas por gruesos barrotes de acero forzado. Los reclusos duermen en camas metálicas escalonadas, sin sábanas ni colchones. Las celdas comunitarias cuentan con un baño abierto, un lavado de cemento. Allí, hasta el agua es controlada por los guardias.
Bukele demostró su mano dura contra las pandillas, luego de una ola de violentos homicidios durante un fin de semana, el 27 de marzo de 2022, que lo llevó a decretar un estado de excepción con el que se le permitió intervenir llamadas para detener a todos los presuntos criminales, además de suspender los derechos constitucionales y el derecho a una defensa patrocinada por el Estado.
Su popularidad escaló, no exclusivamente porque las cifras de criminalidad redujeron de manera considerable, sino también porque sus medidas abrieron cuestionamientos por parte de organizaciones de derechos humanos.
El presidente ha publicado en varias oportunidades videos en sus redes sociales donde se ve a los presos en masa, sin camisa, exhibiendo sus tatuajes, con la cabeza rapada, con grilletes en las piernas y respondiendo las órdenes de los guardias.
Organizaciones internacionales además han denunciado presuntas detenciones arbitrarias. Incluso el Departamento de Estado de Estados Unidos señaló, en el 2023, que el Gobierno salvadoreño estaba cometiendo detenciones injustificadas.
Sin embargo, hace unas semanas el mandatario Donald Trump envió a casi 300 inmigrantes —presuntamente miembros del Tren de Aragua— a la megaprisión de Bukele.