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Tras culminar con el protocolo en los funerales del Papa Francisco, ahora la respuesta queda en manos de los posibles nominados a Papa.

Uno de los legados perdurables del Papa Francisco fue que amplió enormemente la diversidad de cardenales que elegirán a su sucesor, nombrando a “príncipes de la iglesia” de países lejanos que nunca antes habían tenido uno. Pero ahora perece que este legado está arruinando el tradicional deporte de especular sobre el próximo Papa, ya que estos cardenales tan dispersos no se conocen bien entre sí y no se han unido en bloques de votación claros de cara al cónclave, el ritual centenario para elegir a un nuevo Papa.

Aún no se ha fijado una fecha para el cónclave, pero debe comenzar el 10 de mayo. Tras el funeral de Francisco el sábado, los cardenales que han acudido en masa a Roma se reunirán regularmente esta semana para evaluarse mutuamente y discutir las necesidades de la Iglesia católica, con 1.400 millones de fieles, tras el revolucionario papado de Francisco.

Durante 12 años, el pontificado de Francisco se caracterizó por un enfoque que se alejaba de las reglas doctrinarias para hacer de la Iglesia una iglesia más inclusiva y acogedora, es decir fue un reenfoque de la misión hacia el mandato del Evangelio de cuidar a los pobres y alimentar a los hambrientos.

Pero para los conservadores, Francisco sembró confusión al introducir margen de maniobra en cuestiones culturales polémicas como la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la homosexualidad.

Ahora los cardenales enfrentan una decisión fundamental al buscar un sucesor; continuar con el legado de Francisco o corregir el rumbo de la Iglesia. La parte conservadora de la iglesia incluye cardenales de África, Europa del Este y parte de Estados Unidos, tiene suficientes votos para hacer que el péndulo vuelva a los papados doctrinarios de San Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI.

Pero los cardenales considerarán cuestiones más prácticas: elijan a alguien de entre 60 y 70 años y podrían tener un Papa durante más de 20 años, para bien o para mal.

También podrían elegir un Papa de un lugar donde la Iglesia está viva y en crecimiento –Asia o África– y podría traer más trastornos a la burocracia del Vaticano, con una gran presencia italiana y que aún se resiente por el estilo individualista del Papa argentino.

Pero sin que se tome en cuenta las predicciones hechas por IA, muchos conocedores afirman que será un cónclave difícil, porque los cardenales apenas y se conocen, ya que se sumaron 20 nuevos votantes al cónclave, procedentes de Argelia, Argentina, Australia y puntos intermedios.

Sin embargo, existen algunos candidatos destacados. Se destacan como pioneros simplemente porque son los más conocidos.

Como el cardenal Pietro Parolin, italiano de gran relevancia, por la naturaleza de su cargo: fue el secretario de Estado de Francisco, el número 2 del Vaticano, tan conocido por todos los cardenales en la Capilla Sixtina.

También está el que podría ser el primer Papa asiático, el cardenal filipino Luis Tagle, quien dirige la oficina de evangelización del Vaticano, responsable de la Iglesia Católica en gran parte del mundo en desarrollo.

Otro más es el cardenal húngaro Erdö, de 72 años, arzobispo de Budapest y que pertenece al ala conservadora.

Como los cardenales no se conocen bien entre sí, no parece que ninguno haya conseguido el paquete de votos, lo que sugiere que podrían ser necesarias varias rondas de votación para obtener una mayoría de dos tercios.

La falta de favoritos ha hecho que los “hacedores de reyes” sean más importantes en este cónclave. Se trata de figuras influyentes que quizá no sean consideradas “papables”, pero que pueden conseguir votos de otros cardenales en una dirección determinada.

Entre ellos se encuentran el cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, el cardenal alemán, Reinhard Marx, y el cardenal congoleño, Fridolin Ambongo Besungu, arzobispo franciscano de Kinshasa, que preside la Conferencia Episcopal Africana.

108 de los cardenales en edad de votar fueron creados por Francisco, pero es posible que no necesariamente sigan su línea de misericordia por encima de la moral: algunos pueden apoyar el llamado de Francisco a que la iglesia sea más inclusiva, pero se oponen a las mujeres sacerdotes, dijo Politi.

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