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Se mantienen congeladas en una bóveda, preservando la diversidad vegetal mundial

En las profundidades de la campiña de Sussex, en el sur de Inglaterra, millones de semillas se conservan congeladas en una bóveda construida para resistir incendios, inundaciones y cualquier otro desastre.

El Banco de Semillas del Milenio, en el Real Jardín Botánico de Kew, alberga más de 2.500 millones de semillas de plantas silvestres de unas 40.000 especies. Las semillas se almacenan en frascos de vidrio sellados y paquetes de aluminio, y se conservan a temperaturas de menos 20 grados Celsius para evitar su extinción.

Los investigadores lo describen como uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta: un archivo seguro de la flora mundial diseñado para proteger su contenido durante siglos.

Inaugurado en el año 2000 por el rey Carlos III, entonces príncipe de Gales, el centro celebra ahora su 25.º aniversario.

El rey, quien ha seguido involucrado en la labor de conservación de Kew, participa en un nuevo podcast de aniversario junto a la actriz Cate Blanchett y la científica de Kew, Elinor Breman, que se estrenó el lunes. En el episodio, hablan sobre los orígenes del banco de semillas y su potencial futuro para restaurar ecosistemas en todo el mundo.

El proceso comienza lejos de la bóveda. Recolectores de campo en lugares como Madagascar, Tailandia, Grecia y la Suecia ártica recolectan semillas de plantas silvestres y envían una parte a Kew.

En la sala de secado, el aire se mantiene a 15 grados Celsius y un 15 % de humedad durante unos tres meses, lo que permite que las semillas pierdan humedad de forma lenta y uniforme. La eliminación del agua prolonga su vida útil al ralentizar los procesos naturales que causan la descomposición.

Una vez secas, las semillas se trasladan a la sala de limpieza. Allí, los técnicos utilizan tamices, cepillos y un dispositivo llamado aspirador que separa las semillas del polvo y los residuos mediante presión de aire. El trabajo es principalmente manual y requiere mucho tiempo, explicó David Hickmott, conservador de semillas de Kew, quien supervisa el proceso.

En el laboratorio de germinación, las placas de Petri y las incubadoras recrean la luz y la temperatura del entorno natural de cada semilla. Las pruebas confirman si las semillas siguen vivas antes de almacenarlas.

Solo las semillas viables se sellan y se colocan en la cámara, donde el frío y la sequedad prolongan su vida útil. Los científicos afirman que por cada 1% de reducción de humedad y cada 5 grados Celsius de descenso de temperatura, la vida de una semilla puede duplicarse.

Algunas plantas tropicales con alto contenido de agua no sobreviven a la congelación, por lo que los investigadores están desarrollando métodos de criopreservación con nitrógeno líquido para mantener los tejidos vivos a temperaturas aún más bajas.

Desde su apertura, el Banco de Semillas del Milenio se ha convertido en una alianza global con 279 organizaciones en más de 100 países. Sus colecciones han apoyado proyectos de reintroducción de especies nativas y restauración de hábitats dañados en el Reino Unido y en el extranjero.

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