Fred Vasseur, el director del equipo Ferrari, confirmó haber tenido una discusión con Hamilton.
Parece que el Gran Circo de la Fórmula 1 no se detiene cuando cae la bandera a cuadros, el drama se traslada del asfalto caliente a las conversaciones dentro del paddock y las oficinas del equipo.
Tras un desafiante Gran Premio de Miami, la Scuderia Ferrari vivió uno de esos momentos de alta tensión que son el combustible de las rivalidades y las historias legendarias de este deporte, centrado en el ímpetu de uno de sus pilotos, Lewis Hamilton.
El siete veces campeón del mundo, tuvo un fin de semana complicado en Miami, comenzando desde una inusual duodécima posición en la parrilla de salida tras una sesión de clasificación que no salió como esperaba.
A pesar de la difícil tarea, el piloto británico se lanzó a remontar posiciones, exhibiendo su maestría para navegar entre el tráfico y escalar puestos en la tabla de tiempos.
El monegasco seguía una estrategia diferente y rodaba a un ritmo distinto, creando un embudo que, desde la perspectiva de Hamilton, mermaba su capacidad para exprimir el potencial de sus gomas frescas y seguir progresando.
La frustración no tardó en manifestarse a través de la radio del equipo. Hamilton, sintiendo que perdía un tiempo precioso detrás del otro monoplaza rojo, comunicó con vehemencia su situación. “Simplemente estoy quemando mis neumáticos detrás de él”, expresó, dejando clara su urgencia por poder adelantar y liberar el ritmo de su bólido.
A pesar de sus reiteradas peticiones, la respuesta inicial del equipo fue mantener la posición. La instrucción, según trascendió, buscaba que Leclerc pudiera beneficiarse del DRS de Hamilton, un ejemplo de la micromecánica estratégica que se desarrolla en tiempo real.
La directiva no fue bien recibida por el británico, cuya impaciencia aumentó: “Hombre, ustedes… Esto no es un buen trabajo en equipo. Eso es todo lo que voy a decir”, comentó con evidente enfado.
El intercambio culminó con un toque de sarcasmo que resonó en las comunicaciones del equipo. “Tómense un descanso para el té mientras lo hacen”, dijo Hamilton a su ingeniero de carrera, un comentario que pintaba la escena de la tensión bajo la presión de la competición.
Finalmente, se le permitió adelantar a Leclerc, pero la oportunidad de seguir remontando se había esfumado, lo que lo llevó a terminar devolviendo la posición y cruzando la meta en una decepcionante octava plaza, sumando otro capítulo a su difícil inicio de temporada.
Tras la carrera, y como ocurre a menudo cuando las emociones se desbordan, se hizo necesaria una conversación para aclarar el ambiente. Fred Vasseur, el director del equipo Ferrari, confirmó haber tenido una discusión con Hamilton.
Vasseur defendió la estrategia del equipo, explicando que pedir a un campeón que ceda no es fácil, pero que la prioridad es siempre correr por Ferrari, aunque reconoció que la llamada pudo haber sido compleja en el fragor de la batalla.
Hamilton, lejos de ofrecer una disculpa, insistió en que sus comentarios fueron un reflejo de la inmensa presión a la que están sometidos los pilotos en el habitáculo de sus flechas de carbono.
Afirmó que perdió mucho tiempo y que su frustración era comprensible, señalando que podría haber dicho cosas mucho peores en la radio.