Irán ha reconocido la muerte de más de 900 personas en la guerra, así como los miles de heridos.
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, realizó su primera aparición pública desde el inicio de la guerra de 12 días entre Israel e Irán, asistiendo a una ceremonia de duelo en vísperas de la Ashora.
La ausencia de Jamenei durante la guerra sugirió que el líder iraní, quien tiene la última palabra en todos los asuntos de Estado, se encontraba recluido en un búnker, algo que no fue reconocido por los medios estatales. La televisión estatal iraní lo mostró saludando y asintiendo con la cabeza a la multitud que coreaba consignas, que se puso de pie cuando entró y se sentó en una mezquita junto a su oficina y residencia en la capital, Teherán.
No hubo informes inmediatos sobre ninguna declaración pública realizada. Funcionarios iraníes, como el presidente del parlamento, estuvieron presentes.
Este tipo de eventos siempre se celebran bajo fuertes medidas de seguridad. Tras la intervención de Estados Unidos en la guerra bombardeando tres instalaciones nucleares clave en Irán, el presidente estadounidense, Donald Trump, advirtió a Jamenei, de 86 años, a través de redes sociales, que Estados Unidos sabía dónde se encontraba, pero que no planeaba matarlo, al menos por ahora.
El 26 de junio, poco después de que comenzara el alto el fuego, Jamenei hizo su primera declaración pública en días. En una declaración pregrabada, afirmó que Teherán había asestado una bofetada a Estados Unidos al atacar una base aérea estadounidense en Catar, y advirtió contra nuevos ataques de Estados Unidos o Israel contra Irán.
Trump respondió, en declaraciones a la prensa y en redes sociales: “Mire, usted es un hombre de gran fe. Un hombre muy respetado en su país. Tiene que decir la verdad. Le dieron una paliza”.
Irán ha reconocido la muerte de más de 900 personas en la guerra, así como los miles de heridos. También ha confirmado graves daños en sus instalaciones nucleares y ha negado el acceso a ellas a los inspectores del organismo de control nuclear de la ONU.
El presidente iraní ordenó al país suspender su cooperación con el organismo de control, el Organismo Internacional de Energía Atómica, lo que limita aún más la capacidad de los inspectores para rastrear un programa que había estado enriqueciendo uranio a niveles casi aptos para armas. Israel lanzó la guerra por temor a que Irán intentara desarrollar armas atómicas.
Aún no está claro la gravedad de los daños en las instalaciones nucleares, si se había trasladado uranio enriquecido o centrifugadoras antes de los ataques, ni si Teherán seguiría dispuesto a continuar las negociaciones con Estados Unidos sobre su programa nuclear.









