El pelotero Alejandro Kirk entró en los libros de historia del beisbol mexicano tras su hit en el Juego de Estrellas de Grandes Ligas
Alejandro Kirk escribió su nombre en la historia del beisbol mexicano al convertirse en apenas el segundo jugador nacido en nuestro país que conecta un hit en un Juego de Estrellas de Grandes Ligas.
El receptor de los Azulejos lo consiguió en la séptima entrada del Clásico de Mitad de Temporada, un sencillo que llegó después de casi siete décadas de espera para el país. Inmediatamente después de Kirk, su amigo de la infancia Jonathan Aranda también respondió con imparable, para convertirse en el tercero.
El único mexicano que había dado de hit en un All‑Star Game era el veracruzano Beto Ávila: pegó uno en 1952 y tres en 1954. Para dimensionar el tiempo transcurrido, en 1954 ni los padres de Aranda ni los de Kirk habían nacido.
El batazo de Kirk llegó en la parte alta del séptimo inning, un contacto sólido que lo puso en la inicial. Acto seguido, Aranda lo imitó y puso corredores en las esquinas, convirtiendo a los dos en parte de un instante único: dos mexicanos consecutivos bateando de hit en un escenario reservado para los mejores del mundo.
Kirk, quien además fue el catcher de Andrés Muñoz en la octava entrada, confesó que el momento le provocó más nervios de los que esperaba. “Cacharle a uno de los mejores cerradores de Grandes Ligas es algo muy especial”.
El tijuanense también habló sobre la dinámica del nuevo sistema de retos automáticos (ABS), que fue protagonista en el cierre de Muñoz. “Son nuevas reglas que hay que adaptarse, no me molestan. Me gusta, fluyó bien. Yo creo que lo guardamos siempre para alguna ocasión tarde en el juego, porque uno es el que está más cerca de la zona de strike y le toca decidir”, explicó.









