Muchos afirman que una nueva guerra no se ganaría con bombas nucleares ni grandes despliegues de tropas.
Afortunadamente no ha iniciado una Tercera Guerra Mundial, pero muchos expertos han analizado la manera en como se podría desarrollar un conflicto a escala mundial.
Este enfrentamiento no se libraría con soldados o con el uso de bombas nucleares, el peligro sería mucho mayor y de manera silenciosa.
En la actualidad, las principales potencias están acelerando el desarrollo de tecnologías capaces de paralizar sistemas enteros sin disparar una sola bala, creando un campo de batalla invisible, a través del control del espectro electromagnético.
Esta Tercera Guerra se podría llamar guerra electrónica cognitiva (CEW), que representan la nueva frontera del conflicto moderno. Basándose en inteligencia artificial y procesamiento avanzado de señales, estos sistemas pueden desactivar infraestructuras críticas en segundos.
Muchos señalan que el pulso electromagnético (EMP), estratégicamente ejecutado, podría derribar flotas de aviones, además de interrumpir redes de comunicaciones, también colapsar sistemas eléctricos a nivel nacional.
Programas como el Proyecto Maven, del Departamento de Defensa de Estados Unidos, intentan usar algoritmos de aprendizaje automático para optimizar operaciones en zonas de guerra. Sin embargo, sus avances aún son limitados.

Lo más alarmante de estas armas es su naturaleza encubierta: un EMP no deja rastros físicos como cráteres o escombros, dificultando la identificación de los agresores.
Muchos reportes que reciben los Estados Unidos, afirman que China cuenta ya con capacidades sustanciales para detectar, apuntar y perturbar sistemas militares, quedando en desventaja en el desarrollo de tecnología de guerra electrónica frente a adversarios como China.
Analistas del Centro de Evaluaciones Estratégicas y Presupuestarias estiman que Estados Unidos necesitaría una década para igualar el nivel que China ya ha alcanzado.
El Pentágono impulsa proyectos como:
-Leonidas: un sistema de microondas de alta potencia (HPM) montado en vehículos militares, capaz de neutralizar enjambres de drones sin necesidad de disparar proyectiles, cuya ventaja es poder usarse múltiples veces, a diferencia de los misiles interceptores que se consumen en cada ataque.
-Guerra Electrónica Avanzada: la Fuerza Aérea destinó 6,4 millones de dólares al Southwest Research Institute para desarrollar algoritmos de guerra electrónica cognitiva, capaces de detectar nuevas amenazas con precisión y rapidez superior a la humana.
A pesar de estos esfuerzos, autoridades militares reconocen que el desarrollo aún es insuficiente. “