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Esta petición fue enviada prácticamente a todos los altos mandos militares del país.

Fue sorpresivo que el secretario de Guerra, Pete Hegseth, emitiera una orden que convocaba a cientos de generales y almirantes estadunidenses a presentarse con escasa antelación en una base del Cuerpo de Marines en Virginia la próxima semana, sin que se expusiera un motivo concreto.

Esta directiva afirman, es sumamente inusual, generando confusión y alarma en los círculos militares, especialmente tras el despido de varios líderes de alto rango por parte de la administración Trump durante este año.

Esta petición fue enviada prácticamente a todos los altos mandos militares del país, de acuerdo con más de una docena de personas familiarizadas con el asunto.

La orden fue emitida a comienzos de la semana, en un contexto de posibles interrupciones del gobierno y después de que el equipo de Hegseth en el Pentágono anunciara planes para llevar a cabo una consolidación radical de los mandos superiores.

El portavoz del Pentágono, Sean Parnell, indicó que Hegseth dirigirá un mensaje a los altos mandos a principios de la próxima semana, pero no ofreció mayores precisiones.

Parnell no comentó directamente las informaciones del Washington Post sobre la reunión programada en Quantico, Virginia.

La convocatoria afecta a oficiales con rango de general de brigada (O-7) a general de cuatro estrellas (O-10), así como a sus asesores superiores alistados.

De acuerdo a una persona, el memorando señala:

“Se ordena a todos los oficiales generales al mando de los grados O-7 a O-10, así como a sus asesores generales alistados superiores, que asistan dentro de las limitaciones operativas.” La directiva aplica a quienes ocupan puestos de mando y supervisan cientos o miles de tropas.

Este tipo de movilización masiva, sin agenda clara, es prácticamente inédita. Varios oficiales expresaron frustración al saber que incluso quienes están desplegados en el extranjero deberán trasladarse para asistir, lo que podría debilitar fuerzas en áreas sensibles: “Si surge algún imprevisto, los mandos se verán reducidos”, declaró un funcionario de defensa.

Algunos críticos señalaron que la actual tecnología del Pentágono permite videoconferencias seguras para tratar asuntos delicados desde cualquier lugar, por lo que convocar en masa a los generales resulta contraproducente.

La orden llega en un momento de turbulencia institucional. Hegseth ha impulsado recortes y cambios agresivos en el Pentágono, incluyendo su intento de reducir la cantidad de oficiales generales en servicio en un 20%, despedir a líderes de alto perfil sin explicación pública y, en un acto simbólico, proponer cambiar el nombre del Departamento de Defensa a Departamento de Guerra.

Se prevé que asistirán comandantes destacados en zonas de conflicto y despliegues estratégicos en Europa, Oriente Medio y Asia-Pacífico, aunque la orden explícitamente excluye a aquellos que ostentan cargos en Estado Mayor.

El Pentágono ha guardado silencio sobre los detalles, la cadena de convocatorias, despidos y reestructuraciones revela una tensión creciente entre la cúpula política y la estructura militar profesional.

La pregunta que ronda en los cuarteles es si esta iniciativa busca reforzar disciplina y alineamiento, imponer un giro estratégico o anticipar controles más profundos sobre el mando militar. La próxima semana, en Quantico, podría despejarse parte del rumbo que el nuevo liderazgo del Departamento de Defensa pretende imponer sobre las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

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