Parece que en este primer trimestre las ventas del grupo francés atraviesan una de sus etapas más críticas en años
El grupo francés Kering, dueño de las marcas de lujo icónicas como Gucci, Balenciaga e Yves Saint Laurent, atraviesa una de sus etapas más críticas en años.
Durante el primer trimestre de 2025, sus ingresos se desplomaron un 14%, hasta los 3 mil 880 millones de euros, una caída que supera ampliamente las previsiones más pesimistas del mercado.
Con este revés se encienden las alarmas en la industria del lujo, que ya muestra señales de desaceleración global, especialmente en mercados clave como China y Estados Unidos.
El principal responsable del deterioro financiero ha sido Gucci, la joya de la corona de Kering, que registró un desplome del 25% en sus ventas trimestrales, frente al menos 19% previsto.
Esta contracción representa una seria amenaza para el grupo, ya que Gucci genera cerca de la mitad de sus ingresos totales.
El bajo rendimiento de la marca refleja no solo una pérdida de tracción comercial, sino también una desconexión creciente con los consumidores más jóvenes y exigentes del sector.
Pero las causas de este retroceso son múltiples, pues por un lado la demanda de artículos de lujo ha perdido fuerza en la zona Asia-Pacífico, donde Kering experimentó una caída del 25%.
Ni Europa, ni Norteamérica, ambos con el menos 13% de pérdidas ofrecieron alivio, reflejando una desaceleración del consumo global en todos los frentes.
Los nuevos aranceles estadounidenses y la inflación han erosionado la capacidad de las marcas para subir precios, mientras que su base de clientes se vuelve cada vez más sensible al contexto económico.
Mientras LVMH, Hermès y Richemont reportaron caídas mucho más contenidas (23%, 1% y 3%, respectivamente), Kering ha visto cómo sus acciones pierden más del 60% de su valor desde marzo de 2024.
La reacción bursátil no se hizo esperar: tras conocerse los resultados, los títulos del grupo cayeron otro 6% el jueves, reflejando la profunda desconfianza de los inversores.
Buscando revertir la situación, la compañía anunció un cambio en la dirección creativa de Gucci, nombrando a Demna Gvasalia, que era el director de Balenciaga, como nuevo responsable a partir de julio.
Aunque sus primeras colecciones no verán la luz hasta 2026, se espera que su estilo disruptivo pueda devolverle el atractivo a una marca que ha perdido frescura.