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En menos de 12 horas México celebró las victorias, en Austria y China.

Con 12 horas de diferencias, en dos continentes distintos el ciclismo mexicano levantó la bandera con victorias profesionales que nadie esperaba ver en tan poco tiempo.

Carlos Alfonso García se impuso en la exigente quinta etapa del Tour del Magnífico Qinghai, a más de 3,300 metros de altitud en China, mientras que Isaac del Toro selló su triunfo en un apretado sprint en la segunda etapa del Tour de Austria.

Carlos e Isaac recordaron al país que hay una nueva generación capaz de ganar en cualquier distancia y altitud.

Comenzamoc con Carlos Alfonso García que en la provincia china de Qinghai, alzó los brazos por primera vez como profesional. Lo hizo en la quinta etapa del Tour del Magnífico Qinghai, una de las carreras más extenuantes por su ascenso inicial de 29 kilómetros. El joven coahuilense de 21 años y que compite para el equipo mexicano Petrolike, se impuso con autoridad en 4h 13m 06s, por delante de Henok Mulubrhan y del uruguayo Guillermo Thomas Silva.

En un calendario donde los grandes nombres suelen repetirse, Carlos fue el inesperado. Hasta esta semana no había ganado ni terminado en el Top 10 de una carrera de este nivel. Sin embargo, su preparación a la altitud fue una ventaja clave.

Y a casi 7,000 kilómetros de distancia, y unas horas después, fue el turno de su amigo. Isaac del Toro, sensación mundial del ciclismo y subcampeón del Giro de Italia. El Torito conquistó la segunda etapa del Tour de Austria con una mezcla de potencia y madurez. Venció al estadunidense Andrew August en un sprint reducido, al finalizar los 142 kilómetros entre Bischofshofen y St. Johann-Alpendorf en 3h 04m 59s. El podio lo completó el español Héctor Álvarez.

Isaac, que corre para el UAE Team Emirates, había iniciado la competencia con prudencia, cuidando piernas tras el desgaste del Giro.

El nombre de Isaac del Toro sigue ganando peso en la clasificación general y ahora es cuarto, a sólo 16 segundos del líder, su compañero Felix Grobschartner.

A veces, el ciclismo se mide en kilómetros, otras, en segundos. Esta vez, se midió en el valor del compañerismo. En medio de carreras opuestas, una en Asia, otra en Europa, y con realidades distintas, ambos ciclistas compartieron el mismo día glorioso. Uno, como el nombre ya instalado dentro de la industria, otro, como la gran aparición que no quiere frenar.

México, que durante décadas vio pasar las carreras sin protagonistas, hoy puede que presumir a dos amigos que encadenaron triunfos en menos de 12 horas en dos continentes diferentes.

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