Coinciden en que los cruces peligrosos y sin regulación son un problema, pero desde hace tiempo discrepan sobre cómo abordarlo.
Tras la cordialidad y los banquetes de una visita de Estado formal, el primer ministro Keir Starmer y el presidente Emmanuel Macron abordan un tema que ha obstaculizado a sucesivos gobiernos británico y francés: cómo impedir que los migrantes crucen el Canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones.
En una cumbre entre el Reino Unido y Francia, que culmina la estancia de tres días de Macron, altos funcionarios de ambos países intentarán cerrar acuerdos sobre crecimiento económico, cooperación en defensa y, quizás el más complejo de todos, la migración no autorizada.
Macron y Starmer también visitarán una base militar y participarán por teléfono en una reunión de planificación de la coalición de los dispuestos, un plan respaldado por el Reino Unido y Francia para crear una fuerza internacional que garantice un futuro alto el fuego en Ucrania.
Durante una reunión celebrada en el número 10 de Downing Street, ambos líderes coincidieron en que abordar el cruce de pequeñas embarcaciones es una prioridad compartida que requiere soluciones conjuntas, incluyendo un nuevo elemento disuasorio para romper el modelo de negocio de las bandas de tráfico de personas, según informó la oficina de Starmer. Añadieron que buscarán progresos concretos.
El Reino Unido recibe menos solicitantes de asilo que los países europeos mediterráneos, pero registra miles de llegadas muy visibles cada año, ya que los migrantes cruzan el canal de 32 kilómetros desde el norte de Francia en pequeñas embarcaciones abarrotadas.
Se detectó a unas 37.000 personas cruzando el Canal de la Mancha en 2024, y más de 20.000 lo hicieron en el primer semestre de 2025, un aumento de aproximadamente el 50 % con respecto al mismo período del año anterior. Decenas de personas han muerto intentando llegar a la costa inglesa.
Gran Bretaña y Francia coinciden en que los cruces peligrosos y sin regulación son un problema, pero desde hace tiempo discrepan sobre cómo abordarlo.
El Reino Unido quiere que Francia redoble sus esfuerzos para frenar la salida de embarcaciones de las playas y ha pagado al gobierno de París cientos de millones de libras para aumentar las patrullas y compartir información de inteligencia con el fin de desmantelar las bandas de traficantes.
Macron afirma que Gran Bretaña debe abordar los factores de atracción, como la percepción de que es fácil para los inmigrantes no autorizados encontrar trabajo en el Reino Unido. Muchos inmigrantes también quieren llegar a Gran Bretaña porque tienen amigos o familiares allí, o porque hablan inglés.
Las soluciones han resultado esquivas. Ya en 2001, ambos países negociaban maneras de evitar que los migrantes se escondieran en trenes y camiones utilizando el túnel bajo el Canal de la Mancha.
La cooperación para detener las embarcaciones se estancó tras la amarga separación de Gran Bretaña de la Unión Europea en 2020, pero en los últimos años los países han alcanzado varios acuerdos que obligan al Reino Unido a pagar a Francia para que aumente las patrullas policiales y con drones en la costa.
El anterior gobierno conservador británico ideó un polémico plan en 2022 para deportar a los solicitantes de asilo que llegaban en barco a Ruanda. Los críticos lo calificaron de impracticable y poco ético, y Starmer lo descartó poco después de asumir el cargo en julio de 2024.