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La empresa reducirá su capacidad de producción de 3.5 millones a 2.5 millones de vehículos al año para 2027, lo que representa un recorte del 28%.

Nissan Motor Co., el fabricante japonés, enfrenta su mayor crisis en décadas, reportando pérdidas anuales de 4500 millones de dólares al cierre del ejercicio fiscal de marzo. La compañía anunció un agresivo plan de reestructuración que incluye el cierre de siete plantas de producción y el despido de 20 mil empleados en todo el mundo, el 15% de su fuerza laboral, en un intento por frenar su caída financiera y adaptarse a un entorno global incierto.

Algunas agencias coinciden en que se trata del peor desempeño financiero de la empresa desde el año 2000, cuando fue rescatada de la quiebra por la francesa Renault S.A. Aquel episodio marcó el inicio de una alianza que, aunque vigente, ha atravesado numerosos altibajos.

El mexicano Iván Espinosa, quien es el presidente ejecutivo de Nissan, reconoció que la situación es crítica y justificó las decisiones drásticas: “La realidad es clara. Tenemos una estructura de costos muy elevada y un entorno global volátil. No haríamos esto si no fuera necesario para sobrevivir”, dijo.

La empresa reducirá su capacidad de producción de 3.5 millones a 2.5 millones de vehículos al año para 2027, lo que representa un recorte del 28%.

El plan también busca generar ahorros por 500 mil millones de yenes, en parte mediante la cancelación de proyectos como la construcción de una planta de baterías en Fukuoka.

Este nuevo plan marca un cambio significativo respecto a la estrategia de su antecesor, Makoto Uchida, cuyo enfoque más conservador fue criticado por la falta de resultados concretos.

Uno de los golpes más duros para Nissan este año fue el fracaso de su intento de fusión con Honda Motor Co., una maniobra que buscaba consolidar operaciones frente a la presión competitiva en los mercados de Estados Unidos y China. La ruptura de esas negociaciones ha dejado a Nissan en búsqueda urgente de nuevos aliados.

Según Bloomberg, Hon Hai Precision Industry Co. (Foxconn), fabricante taiwanés conocido por ensamblar iPhones, se había acercado a Nissan y Honda en busca de posibles alianzas para la producción de vehículos eléctricos.

Aunque no se concretó una cooperación formal, Nissan sigue abierta a colaboraciones tecnológicas, incluyendo la posibilidad de trabajar con Honda en Estados Unidos y fortalecer su relación con Renault y Mitsubishi en otros mercados.

La situación de Nissan se complica aún más por el posible impacto de los nuevos aranceles impulsados por Estados Unidos, que podrían costarle hasta 450 mil millones de yenes. La compañía advirtió que estos gravámenes afectarán directamente a sus exportaciones desde México y Japón, que representan cerca del 45% de sus ventas en el mercado estadounidense.

Debido a esta incertidumbre, Nissan optó por no publicar previsiones de beneficios operativos ni netos para el año fiscal 2025-2026.

“La naturaleza incierta de las medidas arancelarias de Estados Unidos nos dificulta estimar de forma racional nuestras previsiones”, afirmó Espinosa.

Este panorama no es exclusivo de Nissan. Fabricantes como General Motors, Ford, Toyota y Mazda también han advertido sobre impactos millonarios en sus balances debido a las políticas comerciales de la administración Trump, que han creado un clima de incertidumbre en toda la industria automotriz global.

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