Cruzó esa delgada línea roja y atacó de manera directa a uno de los símbolos argentinos, considerado casi una figura sagrada: Maradona.
Fue en el Movistar Arena de Buenos Aires, donde en un esperado reencuentro entre dos figuras emblemáticas del rap hispano: el mexicano e invicto Aczino, considerado una leyenda viva del freestyle, batalló en contra del argentino Chili Parker, quién volvía a los escenarios con ánimo de reivindicación.
Pero lo que debía ser un duelo de destreza lírica terminó convirtiéndose en un terremoto cultural que resonó mucho más allá de las paredes del recinto.
Y es que todo comenzó cuando el rapero mexicano Aczino cruzó esa delgada línea roja y atacó de manera directa a uno de los símbolos argentinos, considerado casi una figura sagrada: Maradona.
Y es que en medio de la batalla y ante miles de fanáticos argentinos, el rapero mexicano lanzó una rima explosiva cuestionando directamente:
“¿Qué admirabas más: ¿su pedofilia, su apoyo a Fidel Castro o su adicción a la droga? ¿Qué apoyabas más?”, desatando una inmediata reacción del público.
Y a pesar de la ola de abucheos que se desató, el mexicano no dio un paso atrás y redobló su apuesta provocadora insistiendo:
“Pedófilo, drogadicto, olé olé olé olé…”, mientras el público respondía defendiendo la figura del ídolo nacional coreando el nombre de “Diego”, en una muestra clara del choque cultural que se estaba produciendo en vivo.
Pero la situación no quedó allí, porque Aczino no solo atacó a Maradona, además dirigió sus críticas hacia las prioridades de la sociedad argentina con versos como:
“Mira cómo vive tu ciudadanía, no te importa que tengan una vida de miseria con tal de que tú tengas 90 minutos de alegría, en vez de que tú estés luchando porque tengan tres copas del mundo, luchan porque tengan tres comidas al día”, con lo que tocó fibras sensibles relacionadas con la situación económica y social del país.
Y la repercusión en redes sociales fue inmediata y dividida; un sector condenó enérgicamente las palabras de Aczino calificándolas como un insulto gratuito e irrespetuoso hacia un ícono nacional en su propio territorio; pero otro grupo defendía la libertad artística del mexicano, argumentando que simplemente había expresado “verdades incómodas” a través de su arte, reivindicando la esencia provocadora del freestyle.